viernes, 13 de noviembre de 2009

Escribir-se, pensar-se, expresar-se…

Seguramente pueden ser infinidades de cuestiones e ideas que, sin ser objetivamente posibles de abarcar, podrían justificar aquello que mueve a las personas a expresarse.
Pero si se considera “aquello”, como algo que está más allá del contenido de las ideas y de las preguntas a responder, enseguida se podría pensar al verbo “mueve” no como algo que surge en un segundo momento, posterior a las ideas, sino como algo constante. Aquello que nos mueve a expresarnos es algo que siempre está, algo que vive y no puede dejar de existir sino hasta que en uno desaparezca hasta el último suspiro.
Habrá algunos que escriben para sí, habrá otros que escriben para los demás; y creo yo, unos pocos que escriben para sí y para los demás… Pero al fin de cuentas uno escribe y creo que lo que se cree es, tarde o temprano, que lo que se escribe llegará a un destinatario. Ya sea por el prestigio de figurar o por ir más allá de uno en busca de una verdad, cada uno escribe de alguna manera a su manera para alguien más.
Entonces vuelvo a lo primero que el lector puede apreciar, pero a su vez, generalmente, lo último que quién escribe redacta. Puede que sean los guiones que aparecen allí, que al mismo tiempo le otorgan un doble sentido a la oración, sentido de para sí y para un otro, lo que sea una posible manera de decir algo acerca del sujeto que se expresa. Es gracias a la presencia de otro, es decir, la existencia de un destinatario real o ficticio, que a su vez puede incluir al sí mismo, que quién se intenta expresar toma valor y decide empezar. Volver a expresar…
Vuelvo a escribir, a expresar, por lo menos algo, después de un tiempo…

martes, 15 de septiembre de 2009

Silencio

El silencio esperado se deja escuchar en el momento menos pensado, cuando puedo captar los más variados sonidos. Pero he allí algo diferente, un ciclo diferente de combinaciones extrañas en los sonidos que ya no se corresponden con palabras. Y justamente porque no hay correspondencia, salvo en alguno de mis pensamientos, es por lo que escucho el silencio. Que intrigante es el silencio cuando se puede escuchar mucho más de lo que uno supone…
Y será ese silencio entre palabra y palabra lo que le da un sentido a lo que queremos decir? Quizá cuando uno quiere escribir algo importante nota lo fundamental que es eso, el ir dejando espacios entre las ideas que se nos van ocurriendo para luego redactar. Bueno sería tener esos silencios a la hora de querer decir algo significativo…

lunes, 17 de agosto de 2009

Ritmo

El ritmo es intenso, casi no puedo escapar. Satisfacción inmediata… No puedo leer, no puedo escribir y el ritmo sigue hasta que casi no puedo pensar. Cómo puedo aprender a dejar este ritmo que me aleja de lo que tanto anhelo. Me pregunto si existirá algo con lo cual pueda estar a gusto.
Por otro lado la seguridad de obtener una satisfacción garantizada, esa frase tan esperanzadora de hoy en día, me confunde.
Será que el ritmo tendrá que ver no tanto con la satisfacción sino con el pensar? Mejor no pensar tanto si es así…

martes, 14 de julio de 2009

Olvido

Una mentira encubierta en un silencio, en un “no sé”. Un derecho que es pisoteado, y que en realidad nunca valió nada. Me pregunto por qué… por qué el silencio. Ultraje.
Angustia, desilusión y algo de ansiedad por caer y darme cuenta que todo fue un gran engaño. Y la ingenuidad de creer que un pacto de palabra puede ser respetado, comprendido sin los grises inventados por el ventajista; y sobre todo nunca olvidado.
Pero la historia me dice que el olvido es la pereza de la mente, y que a veces el olvido puede jugar a favor del que no quiere hacerse responsable de sus actos. Un olvido en silencio que a su vez es mentira. Yo no quiero eso, yo no voy a callar. Y aunque me duela, es la verdad lo que hoy quiero.
Voy a rearmar la ilusión para intentar confiar nuevamente.

lunes, 6 de julio de 2009

Volver a empezar



Me siento y las horas pasan sin que pueda darme cuenta. De repente, y sin permiso alguno, numerosas imágenes me invaden la conciencia. Imágenes grotescas, imágenes deseables, imágenes perversas, imágenes difíciles de dejar de mirar. Todo está pasando ahora, no hay un antes y no hay un después, sólo mis ojos cansados me avisan que ya es tiempo de dejar de mirar. ¿Por qué es tan difícil dejar de mirar?

Esas imágenes en primer plano dejan mi cuerpo en un segundo lugar. Los sabores, los aromas, el calor, todas las sensaciones se anulan menos esas imágenes unidimensionales que pretender ser espejos… Que reflejos más vulgares, me aburren, pero sin embargo los sigo mirando. ¿Por qué es tan difícil dejar de mirar?

Me sorprendo cuando al dejar de mirar empiezo a observar. Es la profundidad, la distancia, es la perspectiva, es todo aquello que mi percepción reúne cuando observo más allá de esos reflejos que me ciegan. Entonces puedo ver más allá y puedo sorprenderme una vez más con las cosas que me recuerdan lo que es desear; lo que es volver a empezar.



viernes, 3 de julio de 2009

Sos el Amo de la casa

Pero por qué estás ahí tirado? Ya no tenés ganas de vivir? Que triste pareces a veces...

Debes en cuando soñas, lo sé porque cuando dormís yo te observo. Me acuerdo cuando éramos más chicos que vos jugabas más conmigo, y no soñabas tanto. Pero ahora sos el viejo de la casa y te gusta dormir casi todo el día, ya ni salís... Reconozco que cuando me invitas a salir yo tampoco quiero. Es que es difícil salir con vos, ya no escuchas muy bien y ves menos. Y yo estoy en otra y no me doy cuenta que tan importante es para vos que yo te acompañe.

A veces me pregunto si a vos también se te ocurren cosas, así como cuando yo escribo esto y te pienso ¿A vos, se te ocurre algo sobre mí? Debes en cuando me despierto y veo que me estás mirando. Qué estarás pensando ahí parado, viéndome dormir… Me da un poco de risa porque hasta hace poco yo no sabía que hacías eso.

Que mundo extraño el de la fantasía, algunas de ellas me engañan y me hacen creer que a vos se te pueden ocurrir las mismas cosas que a mí.