lunes, 6 de julio de 2009

Volver a empezar



Me siento y las horas pasan sin que pueda darme cuenta. De repente, y sin permiso alguno, numerosas imágenes me invaden la conciencia. Imágenes grotescas, imágenes deseables, imágenes perversas, imágenes difíciles de dejar de mirar. Todo está pasando ahora, no hay un antes y no hay un después, sólo mis ojos cansados me avisan que ya es tiempo de dejar de mirar. ¿Por qué es tan difícil dejar de mirar?

Esas imágenes en primer plano dejan mi cuerpo en un segundo lugar. Los sabores, los aromas, el calor, todas las sensaciones se anulan menos esas imágenes unidimensionales que pretender ser espejos… Que reflejos más vulgares, me aburren, pero sin embargo los sigo mirando. ¿Por qué es tan difícil dejar de mirar?

Me sorprendo cuando al dejar de mirar empiezo a observar. Es la profundidad, la distancia, es la perspectiva, es todo aquello que mi percepción reúne cuando observo más allá de esos reflejos que me ciegan. Entonces puedo ver más allá y puedo sorprenderme una vez más con las cosas que me recuerdan lo que es desear; lo que es volver a empezar.



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