martes, 23 de febrero de 2010

Le mort

Violentamente atravesó la puerta e irrumpió en la casa del anciano. Solamente traía un cuchillo gastado que parecía tener miles y miles de años, aunque también era evidente que ya se había utilizado para matar.

El anciano dormía tranquilamente en su habitación y no había escuchado al intruso. Repentinamente su cuerpo pudo sentir la presencia… El anciano despertó y abrió los ojos. Primero pensó que estaba en la otra habitación, pero al querer moverse todos sus músculos se le tensaron y las manos se le cerraron. Estaba inmóvil, nunca pensó que el miedo podría causarle tal efecto.

Enseguida se dio cuenta de que el visitante no estaba en la habitación contigua… Estaba aun más cerca, pero él no podía moverse y ni siquiera mirar hacia los costados. Era una sensación extraña, y poco a poco el anciano se sentía cada vez más tenso; el pecho se le cerraba y tenía una rara sensación en el brazo izquierdo, como un “hormigueo”.

Él, por llamarla de alguna manera, se le acerco. El anciano seguía un poco tenso pero mientras ella se acercaba los síntomas en el cuerpo se iban aliviando. El viejo no entendía porque le sucedía esto, sus años de experiencia ahora no le servían de nada para dar una explicación racional a la situación, y mientras tanto el miedo se hacía cada vez menor.

Ella se abalanzo y le tocó el pecho, y en ese momento el hormigueo llegó hasta el corazón y entonces todo se detuvo. El hombre se levanto y miró a los costados… Corrió por toda la casa, pero finalmente volvió a la habitación donde, al lado de la cama, ella estaba sentada.

Si, definitivamente era él; y ella lo acompañaba. No había palabras y ni siquiera pudo hablar, y tampoco obtuvo respuestas… Sólo una leve mirada de nada.



Ella era su cuerpo, el de sus inicios, le mort…

martes, 9 de febrero de 2010

El lobo y Caperucita

Escena 1: En el bosquesito…

Un día, esos días comunes así como cualquier día, iba la dulce Caperucita con su canastita llena de medicamentos hacia la casa de su abuela. Cantando y saltando alegremente iba ella cuando, así como si nada, por su camino se cruzó con un lobo de color gris y ojos penetrantes.
El lobo: Ven Caperucita,, te invito a tomar una crema helada. Caperucita parpadeo unas cuantas veces al ver que un lobo le estaba hablando; y que además la llamaba por su nombre. Recordó que en la mañana había tomado una infusión de floripondio y comprendió que estaba alucinando. No le importó mucho...
Caperucita: No lo creo lobo, mi madre me dijo que no hable con extraños y mucho menos que me desvíe del camino hacia lo de mi abuelita. Temo que no podre .Además no necesito comer, estoy aluciando.
El lobo: pero Caperucita, confía en mi... tengo caramelos en el sótano! mua ja ja, auuuuuu
Caperucita: No me gustan los caramelos y tengo que llevar estas cosas a mi abuelita que está muy enferma. Así que con permiso, déjeme pasar.
EL lobo: Está bien, pasaras... Y en un tono silencioso el lobo murmuró: pero en lo de tu abuelita morirás. Ella escuchó las palabras del malvado y contesto: No lo creo, ahí me está esperando una persona que me quiere de verdad y velara por mí, usted es lo más horrendo que conocí. Y sin dudarlo le pegó una cachetada al sentirse sexualmente amenazada. Aunque en el fondo Caperucita era brava y quería guerra…

Siguió por el bosque....
Silbando bajito....
Hasta que....

Llegó a lo de su abuelita!

Escena 2: en lo de la abuelita…

Hola abuelita!!! Cómo te encuentras hoy??

Abuela??? Abuela???

Allí estaba el lobo que se había vestido de Caperucita y luego se había vestido de abuelita. En vez de llevarle los medicamentos a la viejecilla, se la había almorzado; y de postre se había comido al abuelo. Vestido de rojo sonriente dijo: tengo un poco de tos, cof cof cof... Pero Caperucita empezó a sospechar ya que su abuelita nunca tenía toz; siempre se enfermaba para no hacer las tareas hogareñas.
Entonces Caperucita siguió como si nada…

Caperucita: pero abuelita, que ojos tan grandes tienes!
El lobo: ohhh, es para verte mejor... Y le miró los senos detenidamente.

Caperucita advertía que algo raro pasaba. Ella no tenía pechos tan grandes como para cautivar a su abuelita. Además pensó, si se caso con mi abuelo no me tiene porque mirar así!! Sin importar siguió: que manos tan grandes tienes!
El lobo sentía que su flora andaba un poco mal… era como los gases que despedía la putrefacción de la abuelita, se sentía mal; sin importarle siguió hablando con su futuro almuerzo: mis manos son grandes para tocarte mejor...Y entonces agarró a Caperucita de la cintura.
El miedo invadió a caperucita; ella era una inocente niña virgen que nada sabía sobre esas cosas sexuales. Cada vez más cerca, y más cerca de la vieja con pelos... Era el lobo efectivamente. En ese momento pudo divisar un hombre caminando a lo lejos. Pensó en gritar, pero el lobo actuaria más rápido. Entonces gatuseando lo entretuvo un poco más. Se acerco más y le dijo: que boca tan grande que tienes!
El lobo más cerca de ella no sabía qué hacer. Perdió su seguridad. Ya no sabía si la quería comer.
Sorprendido, y un poco excitado por la situación se abalanzó sobre Caperucita. Pero al rozar sus labios, no pudo soportar y salió corriendo. Con su nariz de lobo había olfateado a la persona que venía a lo lejos. Su instinto le decía que aquel hombre vestido de leñador se aproximaba planeando asesinar a Caperucita.
Ahí nomás el lobo y el malechorno se enfrentaron en una lucha violenta,,, y pudo probar su valor. El lobo ensangrentado y un poco moribundo llego hasta un muelle. Allí estaba Gepeto quien salió de una ballena y convirtió al lobo en hombre...
Ahí nomás Caperucita vio todo escondida desde un armario, estaba decepcionada porque pensó que el cazador era su amigo... Pero no....en verdad el lobo parecía su amigo... Decidió seguir al lobo cuando se iba... lo quería auxiliar.....quería reparar sus pensamientos para con el...
Cuando llegó al muelle, él ya no estaba.
Entonces...
Gepeto pudo ver la situación... y acercándose a Caperucita le dijo al oído: si buscas a tu lobo, nunca lo encontrarás... pero si buscas a un buen hombre con valor y corazón puro, pues caminando por el muelle lo verás!
Caperucita no comprendió las palabras de aquel viejecillo...pero algo le decía que confiara en el....y emprendió la búsqueda de ese hombre con valor.
Gepeto se dio cuenta que Caperucita no era ya una niña; y le miró los senos.
Caperucita se dio cuenta que ese hombre se había juntado mucho con el lobo.

Y al darse vuelta para mirar al hombre lobo, se dio cuenta de que a Gepeto se lo había tragado la ballena. Al girar hacia el otro lado, pudo ver al hombre de corazón puro a los ojos.
Caperucita miro y pensó: No será el lobo disfrazado de hombre?? Qué lo hará distinto??
El hombre le leyó los pensamientos y dijo...
y dijo...
Ya no eres una niña,, no te puedo engañar! si decides venir conmigo sólo tú eres quien se arriesgará a confiar en mí. Y si por las noches de luna llena me ves distinto,, pues haré lo imposible para no asustarte. Trataré y trataré para ya de alguna vez no ser un hombre con deseos de lobo! Pero eso si... siempre y cuando tú no seas una niña ingenua!

Caperucita se dio cuenta de que ya no era caperucita sino que era caperuza y que podía decidir por sí misma....lo pensó una y otra vez...no sabía si creerle....algo en ella había cambiado.
El hombre lobo la miraba tiernamente. No había razones para no creerle pues el había luchado contra su propio ser para salvarla.
Entonces..
Lo miró y le pregunto...tu qué quieres?

Y el hombre le dijo...
Quiero un helado,, tu también quieres uno?

Ella le respondió....para el helado no hay edad...no importa si soy caperuza caperucita o tu hombre lobo...vayamos por un helado...o mejor que sean dos?

Si! ya no importa que seamos.. Pero lo bueno es que sabemos que queremos un helado!

Y fueron felices y comieron perdices, casadas por el hombre lobo.

Cuando fueron por su helado se dieron cuenta que el buen y viejo Gepeto era el heladero,, habia puesto una gran heladería y lo hacía barrer a pinocho, el niño corazón de aserrín.
Pero esa es otra historia…

Y pinocho tomo terma y cobro vida!


La idea original de este cuento bizarro fue escrita por la señorita V (conservo su identidad anónima para que no se sienta escrachada jaja) y por mí.

jueves, 4 de febrero de 2010

Necesito un cambio de aire

Un cambio de aire, como dicen generalmente aquellos a quienes el día a día los abruma y no los deja respirar bien... Qué significa esa frase tan optimista. Lo primero que se me ocurre es una persona agotada, que intenta planear sus vacaciones con un amigo, pero que enseguida arma un monólogo espectacular para contarle acerca de sus infortunios y finaliza casi todas las frases con un austero: “necesito un cambio de aire”.

Por otro lado, también imagino a una persona sedentaria queriendo hacerse la rutina de correr durante una hora todos los días. Con su personal trainer siguiéndole de cerca esta persona mira el reloj tras cada gota que cae por su frente. Al empezar a sentirse distinto, se agita y piensa que ya debería ir disminuyendo la marcha hasta caminar. Pero entonces mira el reloj y se siente frustrado al ver que sólo han pasado 5 minutos… Sin pensarlo y casi sin saber que quiere expresar dice: debe ser que estoy cambiando el aire.

El “cambio de aire”, ya desde tiempos remotos, se ha utilizado para dar una respuesta general a estados de ánimo o sensaciones del cuerpo. Parece ser un recurso casi automático en donde la persona puede deshacerse de la responsabilidad de los problemas que le acontecen, dividiendo el espacio en un adentro y afuera para advertir que el “aire” proveniente del exterior es la causa de su mala leche.

Supongo que es natural que el aire deba renovarse para que nuestro cuerpo pueda oxigenarse. Pero no sé por qué tanta gente insiste con que el aire está mal y debemos cambiarlo...