jueves, 4 de febrero de 2010

Necesito un cambio de aire

Un cambio de aire, como dicen generalmente aquellos a quienes el día a día los abruma y no los deja respirar bien... Qué significa esa frase tan optimista. Lo primero que se me ocurre es una persona agotada, que intenta planear sus vacaciones con un amigo, pero que enseguida arma un monólogo espectacular para contarle acerca de sus infortunios y finaliza casi todas las frases con un austero: “necesito un cambio de aire”.

Por otro lado, también imagino a una persona sedentaria queriendo hacerse la rutina de correr durante una hora todos los días. Con su personal trainer siguiéndole de cerca esta persona mira el reloj tras cada gota que cae por su frente. Al empezar a sentirse distinto, se agita y piensa que ya debería ir disminuyendo la marcha hasta caminar. Pero entonces mira el reloj y se siente frustrado al ver que sólo han pasado 5 minutos… Sin pensarlo y casi sin saber que quiere expresar dice: debe ser que estoy cambiando el aire.

El “cambio de aire”, ya desde tiempos remotos, se ha utilizado para dar una respuesta general a estados de ánimo o sensaciones del cuerpo. Parece ser un recurso casi automático en donde la persona puede deshacerse de la responsabilidad de los problemas que le acontecen, dividiendo el espacio en un adentro y afuera para advertir que el “aire” proveniente del exterior es la causa de su mala leche.

Supongo que es natural que el aire deba renovarse para que nuestro cuerpo pueda oxigenarse. Pero no sé por qué tanta gente insiste con que el aire está mal y debemos cambiarlo...

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